Los tumores que afectan la audición, como el neurinoma del acústico (schwannoma vestibular), los meningiomas del ángulo pontocerebeloso y otras masas que comprometen el nervio auditivo o las estructuras del oído interno, representan un reto importante para los profesionales de la salud auditiva. El audiólogo, como parte del equipo multidisciplinario, desempeña un papel esencial en la detección temprana, evaluación funcional y rehabilitación de los pacientes. A continuación, se describen las principales estrategias de abordaje que los audiólogos deben considerar.
1. Detección temprana y derivación adecuada
El primer paso en el abordaje de los tumores que afectan la audición es la identificación oportuna de signos de alerta. Los audiólogos, al estar en contacto directo con pacientes que presentan hipoacusia, tinnitus o vértigo, tienen la posibilidad de reconocer patrones clínicos sospechosos de lesión tumoral, como la pérdida auditiva unilateral y progresiva o la dificultad para localizar sonidos. Ante la sospecha, es fundamental remitir de inmediato al otorrinolaringólogo o al neurólogo para estudios de imagen, principalmente la resonancia magnética con gadolinio, que es el estándar de oro para la detección de schwannomas vestibulares.
2. Evaluación audiológica integral
El audiólogo debe aplicar un conjunto de pruebas que permitan valorar el grado y tipo de compromiso auditivo:
- Audiometría tonal liminar y supraliminar: para determinar el umbral auditivo y la presencia de asimetrías entre ambos oídos.
- Logoaudiometría: mide la discriminación del lenguaje, fundamental para estimar el impacto en la comunicación.
- Impedanciometría: evalúa la movilidad timpánica y los reflejos acústicos.
- Potenciales evocados auditivos del tronco cerebral (PEATC): permiten analizar la integridad de la vía auditiva.
- Emisiones otoacústicas: útiles para valorar la función coclear y diferenciar el origen de la pérdida auditiva.
Estos resultados orientan la conducta clínica y ofrecen información valiosa al equipo médico para decidir el tratamiento más adecuado.
3. Educación y orientación al paciente
El impacto emocional de recibir un diagnóstico de tumor que compromete la audición puede ser significativo. El audiólogo debe brindar apoyo y educación clara al paciente y su familia, explicando:
- La relación entre el tumor y la pérdida auditiva.
- Las posibles consecuencias sobre la comunicación y la calidad de vida.
- Las alternativas de rehabilitación auditiva según el tratamiento médico o quirúrgico.
El acompañamiento psicológico y la coordinación con especialistas en salud mental son también parte fundamental del abordaje integral.
4. Rehabilitación auditiva
Después de la cirugía, radioterapia o en los casos en que la lesión produce hipoacusia irreversible, el audiólogo debe diseñar un plan de rehabilitación auditiva que puede incluir:
- Adaptación de audífonos en el oído contralateral o en el mismo oído si conserva restos auditivos utilizables.
- Implante coclear en casos seleccionados, principalmente cuando existe pérdida auditiva severa o profunda unilateral o bilateral.
- Sistemas de conducción ósea o de transmisión por vibración (BAHA, prótesis ancladas al hueso) cuando el conducto auditivo externo o el oído medio no permiten el uso de audífonos convencionales.
- Entrenamiento auditivo y terapia de rehabilitación para maximizar la comprensión del habla y la adaptación al nuevo dispositivo.
5. Seguimiento y trabajo interdisciplinario
El audiólogo debe mantenerse en estrecha comunicación con el equipo médico: otorrinolaringólogos, neurocirujanos, oncólogos y terapeutas del lenguaje. El seguimiento incluye:
- Monitoreo periódico de la audición mediante audiometrías de control.
- Evaluación del equilibrio y orientación vestibular.
- Apoyo en la adaptación psicosocial y laboral del paciente, fomentando el uso de estrategias de comunicación y, en algunos casos, proponiendo intervenciones en el entorno laboral o académico.
Conclusión
El abordaje audiológico de los tumores que afectan la audición requiere una visión integral que combine detección temprana, evaluación precisa, orientación al paciente, rehabilitación auditiva y coordinación multidisciplinaria. El papel del audiólogo no se limita al diagnóstico, sino que se extiende a la acompañanza terapéutica y humana, contribuyendo al bienestar y la inclusión de los pacientes en su vida cotidiana.