La higiene es muy importante en todos los aspectos de la vida, porque la higiene es salud. En el caso de los oídos, que son unos órganos muy sensibles y delicados del cuerpo humano, este asunto no va a ser la excepción.
Una buena Higiene Auditiva Previene Enfermedades
Una buena higiene auditiva se traduce en una buena salud ya que ayuda a Prevenir muchas Enfermedades y numerosas infecciones, e incluso a frenar la pérdida total o parcial de la audición. Por tanto, una buena higiene auditiva es clave.
Hay algunos indicios que se traducen en pistas para conocer mejor el estado de nuestra higiene auditiva. Y, por tanto, son alertas que debemos tener en cuenta para estar atentos a la hora de tomar medidas al respecto.
1.- No dejar que se acumule cerumen en el canal auditivo
El cerumen es un aceite ceroso que segregan las glándulas del oído, el cual se puede acumular con el tiempo y crear un tapón en el conducto auditivo, lo cual sería molesto e incluso dañino; es por esta razón que se deberá acudir a una consulta audiológica para que los expertos realicen una otoscopia y descarten una acumulación de este.
2.- Utilizar tapones al bañarse en una piscina o en la playa
Nadar, bañarse o bucear en una playa o una piscina implica exponer los oídos a diversas fuentes de suciedad. Es inevitable que el agua en el que nos sumergimos esté llena de elementos como partículas de polvo, insectos, hojas de árboles, cloro etc. Y dichos elementos, son propensos a adentrarse en el canal auditivo, y provocar efectos nocivos tanto para el oído como para la audición tales como otitis. La solución para evitar este tipo de inconvenientes consiste en utilizar tapones para los oídos como medida de prevención y como señal de una buena higiene auditiva.
3.- Secarse los oídos después del baño
Al margen de utilizar o no tapones para oídos cada vez que una persona se sumerge en una piscina o en una playa, otra medida de higiene auditiva muy recomendada consiste en secarte los oídos al salir del agua. Lo ideal es coger una toalla pequeña que esté seca, limpia y caliente. Ya que el frío y la humedad pueden ser perjudiciales.
4.- Detectar molestias en los oídos
Si se presentan molestias en los oídos, es probable que no se goce de una correcta higiene auditiva. Esto puede deberse a la mala limpieza, pero incluso a otros problemas relacionados con la salud auditiva que requieren el diagnóstico de un experto.
5.- Detectar picores en los oídos
A veces se producen picores dentro del propio canal auditivo, especialmente durante un proceso gripal o catarral. Pero cuando éstos son prolongados o muy pronunciados, puede que la situación sea más grave. Los motivos pueden ser muy variados, pero quizá estén relacionados con una mala higiene auditiva.
6.- Detectar una mala capacidad auditiva
Una mala capacidad auditiva, es decir, si escuchas peor de lo normal o tienen que repetirte algunas palabras o frases que no hayas entendido a la primera, pueden deberse a una pérdida parcial de la audición. Si es algo puntual, puede achacarse a diversos motivos, como por ejemplo a una mala higiene auditiva.
7.- Detectar zumbidos en el oído
Los zumbidos en el oído son incómodos y suelen deberse a un mal cuidado de los mismos. Si se trata de algo prolongado, se convierte en un objeto de preocupación.
Acude a un experto para diagnosticar una mala higiene auditiva
Si padeces alguno de estos síntomas o tienes cualquier otra sensación molesta relacionada con el oído, puede que se deba a una mala higiene auditiva. En cualquier caso, debes acudir a un experto en audición lo antes posible para tener un diagnóstico más preciso del estado real de tus oídos. En función del grado de higiene auditiva que tengas, el problema puede ser mayor o menor.
Hábitos para tener una buena salud auditiva
Lo ideal es tener una buena higiene auditiva para evitar ciertos males. Para ello, hay numerosos consejos que se pueden tener en cuenta, como limpiarse los oídos con cierta regularidad; evitar la introducción de elementos externos en el canal auditivo, como los bastoncillos; usar tapones para oídos cada vez que te bañas en una piscina o en una playa; secarte los oídos con una toalla seca y caliente, pero también someterte a pruebas de audición de manera periódica y consultar con los expertos en salud auditiva.