La audiometría como herramienta clave en la práctica audiológica: evaluación, interpretación y decisiones clínicas

Audiometría

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Introducción

En el ejercicio profesional del audiólogo, la audiometría representa mucho más que una prueba diagnóstica. Es el punto de partida para entender la situación auditiva del paciente, identificar el tipo y grado de hipoacusia, y tomar decisiones clínicas acertadas. Un dominio profundo de esta herramienta es indispensable para garantizar un abordaje integral y personalizado.


¿Por qué la audiometría es esencial en la práctica audiológica?

La audiometría no solo determina cuánto oye una persona, sino cómo lo hace, en qué condiciones, y con qué nivel de comprensión del lenguaje. Esta información permite:

  • Realizar diagnósticos diferenciales (conductiva, sensorioneural o mixta).
  • Detectar alteraciones auditivas en etapas tempranas.
  • Fundamentar la indicación de audífonos, protectores o derivaciones médicas.
  • Monitorear la evolución de patologías auditivas crónicas o progresivas.

Tipos de audiometría: ¿cuál utilizar y cuándo?

Audiometría tonal liminar

Es la base de la evaluación audiológica. Permite registrar los umbrales auditivos por vía aérea y ósea en distintas frecuencias (250 Hz a 8000 Hz), clave para determinar el grado y tipo de pérdida auditiva.

Audiometría verbal

Evalúa la capacidad del paciente para reconocer y repetir palabras. Brinda una visión más funcional del desempeño auditivo, especialmente útil en la adaptación de prótesis auditivas.

Impedanciometría (timpanometría + reflejos)

Aunque no es una audiometría como tal, es indispensable para evaluar el estado del oído medio, detectar otitis media serosa, disfunción tubárica o interrupción de la cadena osicular.


Cómo interpretar un audiograma: más allá de los dB

El audiograma es una representación visual precisa del umbral auditivo, pero su análisis debe ir más allá de las cifras. Es necesario observar:

  • Frecuencias afectadas: agudos, graves o panfocal.
  • Grado de pérdida: de leve a profunda (según clasificación dB HL).
  • Simetría: las asimetrías pueden sugerir patologías retrococleares.
  • Curva audiométrica: descendente, en U, plana… cada configuración aporta información diagnóstica valiosa.

Interpretación clínica: cuando el audiograma no lo dice todo

Un mismo audiograma puede significar cosas distintas según el paciente. Por eso, el juicio clínico del audiólogo es insustituible. La anamnesis, síntomas reportados, exposición a ruido, comorbilidades, y evaluación objetiva deben integrar el diagnóstico.

Ejemplo: una pérdida neurosensorial simétrica en agudos podría ser compatible con presbiacusia, ototoxicidad o daño por ruido. El contexto es lo que marca la diferencia.


El rol del audiólogo: más allá del diagnóstico

  1. Intervención personalizada: cada paciente tiene una historia auditiva distinta. El audiólogo debe adaptar las estrategias a su estilo de vida, ocupación y expectativas.
  2. Educación y seguimiento: concientizar sobre el uso adecuado de audífonos, protección auditiva y control periódico mejora la adherencia al tratamiento.
  3. Prevención de riesgos: en adultos mayores, una hipoacusia no tratada se asocia con aislamiento, deterioro cognitivo y caída funcional. La audiometría oportuna puede marcar la diferencia.

Conclusión: audiometría con propósito

En resumen, la audiometría no es solo un paso en la rutina clínica. Es una herramienta poderosa que, bien aplicada, transforma la vida de los pacientes. Por eso, como audiólogos, debemos verla como una oportunidad para diagnosticar con precisión, intervenir con estrategia y acompañar con empatía.