La pérdida auditiva puede aparecer de forma gradual, por lo que muchas personas no se dan cuenta de inmediato. Detectar los signos tempranos es clave para buscar ayuda profesional a tiempo y prevenir un mayor deterioro.
Signos más comunes en adultos:
- Pedir que repitan lo que se ha dicho con frecuencia
– «¿Qué dijiste?» o «¿Podés repetirlo?» se vuelve algo habitual. - Subir mucho el volumen del televisor o la radio
– Otras personas lo notan demasiado alto. - Dificultad para entender conversaciones en lugares ruidosos
– Como restaurantes, fiestas o reuniones familiares. - Sentir que los demás “murmuran” o no hablan claro
– El problema no es de pronunciación, sino de percepción. - Evitar conversaciones o reuniones sociales
– Por frustración o vergüenza al no poder seguir bien lo que se dice. - Tener problemas para escuchar sonidos agudos
– Como el timbre, el teléfono, o voces infantiles. - Leer los labios de manera inconsciente
– El cerebro busca compensar lo que no se escucha claramente.
Signos en niños:
- Retraso en el desarrollo del lenguaje
- No responde cuando lo llaman por su nombre
- Sube mucho el volumen de los dispositivos
- No reacciona a sonidos suaves o agudos
- Tiene problemas para seguir instrucciones verbales
¿Por qué es importante detectar estos signos?
- La pérdida auditiva no tratada puede afectar la calidad de vida, el rendimiento académico o laboral, y hasta el estado emocional (ansiedad, aislamiento, depresión).
- También se ha relacionado con un mayor riesgo de deterioro cognitivo en adultos mayores.
¿Qué hacer si notas estos signos?
- Consultar con un audiólogo u otorrinolaringólogo.
- Realizar una evaluación auditiva completa (audiometría).
- Seguir las recomendaciones según el caso: vigilancia, uso de audífonos, tratamientos médicos, etc.
Es muy importante que una persona con signos tempranos de pérdida auditiva visite al audiólogo porque:
1. Previene el deterioro progresivo
La audición puede seguir empeorando si no se trata a tiempo. Una intervención temprana ayuda a preservar la audición que queda.
2. Mejora la calidad de vida
Escuchar bien permite comunicarse mejor, participar en conversaciones, disfrutar la música, las reuniones sociales y evitar el aislamiento.
3. Evita problemas emocionales y sociales
La pérdida auditiva no tratada puede causar estrés, ansiedad, depresión y pérdida de autoestima, especialmente si la persona comienza a evitar reuniones o conversaciones.
4. Protege la salud cognitiva
Estudios han demostrado que la pérdida auditiva no tratada en adultos mayores puede aumentar el riesgo de deterioro cognitivo y demencia. El tratamiento auditivo ayuda a mantener activo el cerebro.
5. Permite detectar otras condiciones médicas
A veces la pérdida auditiva es síntoma de otro problema de salud (como infecciones, enfermedades autoinmunes o efectos secundarios de medicamentos). El audiólogo puede referir al paciente con el especialista adecuado.
6. Acceso a soluciones personalizadas
Un audiólogo puede evaluar el tipo y grado de pérdida auditiva, y ofrecer tratamientos adecuados, como audífonos, terapia auditiva o medidas preventivas.